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El Derecho Sistémico y el triángulo dramático de Karpman: Una trampa inconsciente para abogados y mediadores 16 Mar 2025, 2:51 pm

En la práctica jurídica o en el ejercicio de un proceso de mediación, las emociones son la base invisible sobre las que se tejen las narrativas del conflicto. Cada abogado, cada juez, cada mediador, se encuentra, muchas veces sin saberlo, atrapado en una estructura invisible que perpetúa el sufrimiento y la falta de soluciones reales: el Triángulo Dramático de Karpman.

¿Qué es el triángulo dramático?

  • Stephen Karpman, psiquiatra y analista transaccional, describió un patrón de interacción humana que, como una trampa psicológica, atrapa a las personas en un juego de roles inconsciente configurando un triángulo donde los individuos asumen los roles de Víctima, Perseguidor y Salvador.
  • Desde la perspectiva del Derecho Sistémico, esta dinámica afecta tanto a la relación entre las partes en disputa, como también puede influir en la postura de los abogados y mediadores, perpetuando el conflicto en lugar de facilitar su resolución. Comprender esta estructura permite al profesional del Derecho o al mediador tomar conciencia de su rol en la disputa y transformarse en facilitador del equilibrio y la justicia.

El triángulo dramático en la práctica jurídica y la mediación

El Triángulo Dramático de Karpman lo componen tres roles fundamentales:

  1. La Víctima: se siente desvalida, impotente, sin poder ni control sobre su destino, atrapada en el problema. Necesita que alguien la salve o que alguien pague por su sufrimiento.
  2. El perseguidor: representa la figura autoritaria y castigadora, que culpa y oprime a la Víctima. Es quien impone la culpa, ataca o reprime. Se posiciona como la autoridad que castiga a la víctima y refuerza su sensación de indefensión
  3. El salvador: actúa como el héroe que intenta rescatar a la víctima, a menudo sin que esta se lo haya pedido, perpetuando su rol de indefensión. Es quien toma la responsabilidad del otro, creyendo que debe rescatarlo de su situación. Aunque parece benevolente, en realidad perpetúa la dependencia y el desequilibrio de poder.

Estos roles son dinámicos: una víctima puede convertirse en perseguidora, un salvador puede sentirse víctima cuando su ayuda no es valorada, y el perseguidor puede justificar su accionar creyendo que está “haciendo justicia”. El juego nunca se detiene hasta que alguien decide salir del triángulo.

El triángulo en la abogacía: cuando la justicia se convierte en teatro

En el ámbito jurídico, el Triángulo Dramático es un mecanismo recurrente.

Los abogados, sin ser conscientes de ello, muchas veces somos piezas clave en la reproducción de este triángulo: un cliente llega al despacho en posición de víctima, clamando justicia contra un supuesto perseguidor, ya sea su expareja, una empresa, el Estado o un antiguo socio. El abogado, desde su formación combativa y su necesidad de demostrar eficacia, a menudo toma el papel del salvador, prometiendo resolver la situación y obtener justicia.

El problema es que esta estructura perpetúa el conflicto:

  • El cliente queda atrapado en la narrativa de la impotencia, sin asumir responsabilidad en la situación.
  • El abogado se sobrecarga emocionalmente, adoptando la lucha como propia y reforzando la confrontación.
  • El sistema judicial actúa como una arena de combate, donde la confrontación es la norma y la resolución real del conflicto es secundaria.

Esta dinámica lleva al desgaste profesional y a procesos legales largos y destructivos donde ni la justicia ni la paz son alcanzadas y el cliente queda atrapado en la narrativa de la impotencia. No se le empodera para asumir su parte de responsabilidad en la situación, ni se le invita a comprender el conflicto desde una visión sistémica. Al contrario, la lucha se intensifica. Y tarde o temprano, cuando el proceso legal no avanza como se espera, la víctima puede convertir a su propio abogado en un nuevo perseguidor, sintiendo que fue engañada o utilizada.

El sistema judicial, basado en la confrontación, es el escenario ideal para que este triángulo se perpetúe. Jueces que se ven obligados a juzgar al perseguidor, víctimas que nunca logran salir de su sufrimiento porque el litigio no resuelve sus heridas emocionales, abogados que se desgastan en una guerra interminable… La justicia se convierte en un teatro donde la sanación del conflicto queda fuera de escena.

La mediación: ¿solución o nueva trampa?

La mediación, en tanto alternativa a un proceso judicial, no está exenta de este mismo patrón. Si el mediador no trabaja desde una verdadera conciencia sistémica, corre el riesgo de convertirse en un salvador disfrazado, intentando hacer que las partes cedan, que dialoguen, que se entiendan, sin que realmente se desmonte la dinámica subyacente.

Es fácil caer en la ilusión de que, ayudando a las partes a negociar, o convenciéndolas para que dialoguen estas sanarán su relación. Esto puede llevar a que:

  • la víctima sienta que el mediador no la protege lo suficiente.
  • el perseguidor rechace el proceso por sentir que se le impone una responsabilidad injusta.
  • el mediador termine agotado emocionalmente, frustrado porque las partes no llegan a acuerdos profundos.

Si la víctima sigue sintiéndose víctima, si el perseguidor no reconoce su propio dolor y si el mediador cree que su función es ser el facilitador que arregla la situación, lo único que se logra es un acuerdo superficial. La tensión emocional seguirá latente a la espera de otro escenario donde manifestarse.

Derecho Sistémico: salir del triángulo para resolver desde la consciencia

El Derecho Sistémico ofrece una alternativa real: no jugar al Triángulo Dramático, sino desmontarlo conscientemente. Salir de este patrón requiere una mirada completamente distinta, una mirada sistémica. No basta con cambiar de rol; es necesario abandonar el juego por completo. ¿Cómo hacerlo?

Desde el Derecho Sistémico, se propone un enfoque diferente: en lugar de quedar atrapados en el Triángulo Dramático, los abogados y los mediadores pueden transformarse en facilitadores de soluciones. Para ello, se pueden aplicar las siguientes estrategias:

a) Abandonar la posición de salvador y observar sin juzgar

El primer paso es reconocer el Triángulo en acción y tomar distancia emocional. Ni el abogado ni el mediador pueden asumir la carga del cliente. Su papel debe ser el de facilitadores de consciencia y empoderamiento. El profesional sistémico entiende que no está allí para salvar a su cliente, sino para acompañarlo en su proceso de toma de decisiones con mayor claridad y responsabilidad.

b) Empoderar a la víctima y fomentar la responsabilidad en lugar de la dependencia

Los clientes deben comprender que, aunque su situación pueda parecer injusta, ellos tienen poder de acción. En lugar de reforzar la mentalidad de víctima, el abogado o mediador puede ayudar a su cliente a encontrar su autonomía en la resolución del conflicto. En lugar de reforzar su papel de desvalido, es necesario devolverle su capacidad de acción. Esto implica plantear preguntas poderosas, confrontaciones constructivas y un cambio de enfoque.

c) Humanizar al perseguidor

Sin duda, lo más difícil es comprender -sobre todo por parte de la víctima- que, en cualquier conflicto, el supuesto agresor o perseguidor también carga con una historia, con un dolor, con una necesidad no satisfecha. Escuchar y comprender su narrativa transforma completamente la dinámica del conflicto. Desde ahí, el trabajo del profesional ha de consistir en facilitar el encuentro en lugar del enfrentamiento. Siempre que las circunstancias lo permitan, el profesional puede favorecer el diálogo entre las partes, ya desde la negociación tradicional ya desde un reconocimiento mutuo que permita la transformación de la relación.

d) Desarrollar una visión sistémica

El conflicto no se resuelve sólo con normas y argumentos; se resuelve cuando se honra la historia de cada uno, cuando se reconoce el impacto de los sistemas familiares y sociales y cuando se permite que las emociones tengan su lugar legítimo sin ser negadas ni manipuladas. En cada conflicto subyace una historia y un contexto que van más allá de los hechos concretos del caso. Identificar los patrones familiares, organizacionales o culturales que influyen en la disputa ayuda a proponer soluciones más profundas y sostenibles

Conclusión

  • Salir del Triángulo Dramático y adoptar una mirada sistémica implica sumergirse en un cambio de paradigma en la práctica jurídica y en la mediación. Más allá de representar una lucha de posiciones, los conflictos pueden ser vistos como oportunidades de transformación y aprendizaje.
  • El abogado y el mediador sistémico, más allá de procurar soluciones legales, están en posición de facilitar procesos de toma de consciencia que permitan a las partes recuperar su poder personal, cerrar ciclos de conflicto y encontrar un camino más armonioso para su vida y sus relaciones.
  • Como profesionales del Derecho, la pregunta que deberíamos hacernos cuando gestionamos un conflicto sería: ¿Tal y como actuamos, estamos perpetuando el drama o facilitando una resolución? La reflexión a esta cuestión puede marcar la diferencia en la vida de quienes confían en nosotros para encontrar justicia y equilibrio.

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El Derecho Sistémico en la práctica del Derecho Colaborativo: una herramienta esencial para el abogado del futuro 2 Feb 2025, 4:33 pm

¿Cómo el Derecho Sistémico y el Derecho Colaborativo transforman la resolución de conflictos?

Estamos acostumbrados a ver los conflictos como un enfrentamiento entre partes, donde cada una busca maximizar su beneficio en detrimento de la otra. Sin embargo, esta perspectiva tradicional muchas veces genera más daño que soluciones, dejando heridas abiertas y relaciones irremediablemente fracturadas. ¿Es posible una forma diferente de abordar los conflictos? ¿Puede el derecho ser un espacio de sanación en lugar de confrontación?

Aquí es donde el enfoque sistémico y el Derecho Colaborativo se encuentran y se potencian. Mientras que el Derecho Colaborativo propone resolver disputas desde el diálogo y la cooperación, el enfoque sistémico nos ayuda a ver más allá de los hechos visibles, comprendiendo las dinámicas ocultas que sostienen los conflictos. Esta combinación permite encontrar soluciones más efectivas y sostenibles en el tiempo.

¿Qué es el enfoque sistémico en el Derecho?

El enfoque sistémico nos invita a mirar los conflictos no únicamente como eventos aislados, sino también como expresiones de un sistema más amplio de relaciones humanas, como pueden ser la familia, la empresa, los amigos, o la comunidad social en la que vivimos, entre muchos otros. Cada conflicto tiene raíces profundas en la historia y las relaciones de las personas involucradas. A veces, una disputa legal es sólo la manifestación visible de un problema que se ha gestado durante años, incluso generaciones.

Por poner el recurrente ejemplo de los conflictos hereditarios, tales casos no se tratan sólo de un desacuerdo sobre bienes materiales sino que también pueden estar en juego lealtades invisibles, patrones familiares y heridas emocionales no resueltas en el seno familiar. La sistémica nos permite detectar estos elementos y trabajar con ellos para lograr acuerdos más conscientes y duraderos.

Principales herramientas sistémicas en el Derecho Colaborativo

El Derecho Colaborativo, al basarse en la negociación y el trabajo conjunto, es el espacio ideal para integrar herramientas sistémicas. Algunas de las más poderosas son:

  • La observación de patrones y roles: ¿Se repiten ciertos conflictos en la familia o en la empresa? ¿Existen roles rígidos que impiden la resolución del problema?
  • Las preguntas circulares: En lugar de preguntar “¿Quién tiene razón?”, preguntar “¿Cómo afecta este conflicto a cada persona involucrada?”
  • El uso de metáforas y representaciones: Explicar los conflictos con imágenes y figuras facilita la toma de conciencia y el desbloqueo de situaciones estancadas.
  • El reconocimiento de los excluidos: Muchas veces, la paz llega cuando se reconoce a quienes han sido olvidados en la historia familiar o institucional.

La Importancia de la formación en Derecho Sistémico para los abogados

Para los abogados que desean ampliar su capacidad de intervención y transformar la manera en que se resuelven los conflictos, la formación en herramientas sistémicas es clave. Comprender los aspectos profundos de las disputas enriquece la práctica profesional y permite un abordaje más integral y efectivo.

El Derecho Sistémico ayuda a los abogados a dejar de ser meros aplicadores de normativas para convertirse en facilitadores de soluciones. Les brinda nuevas habilidades, como la capacidad de leer dinámicas ocultas, interpretar el lenguaje no verbal de los clientes y comprender las emociones subyacentes en un litigio. Estas competencias son especialmente útiles en áreas sensibles como el Derecho de familia, las sucesiones y en todas aquellas situaciones en que las emociones están muy presentes.

Además, una formación en sistémica permite a los abogados distinguirse en un campo cada vez más competitivo. La demanda de profesionales con una mirada holística y conciliadora está en auge, ya que las personas buscan resolver sus conflictos de manera más humana y menos destructiva.

Al integrar herramientas sistémicas en el Derecho Colaborativo, los profesionales del Derecho pueden ofrecer un servicio diferenciado, alineado con las verdaderas necesidades de los clientes, que buscan soluciones menos confrontativas y más alineadas con la realidad emocional y relacional de los conflictos.

Beneficios del enfoque sistémico en la práctica del Derecho

  1. Resolución de conflictos más efectiva: Al abordar las raíces del problema, los acuerdos alcanzados son más sostenibles.
  2. Mayor satisfacción del cliente: Los clientes perciben un servicio más humano y personalizado.
  3. Diferenciación profesional: Un abogado con conocimientos sistémicos ofrece un valor añadido en el mercado legal.
  4. Reducción del estrés en los procesos legales: Al enfocarse en soluciones cooperativas, se disminuye la carga emocional de los litigios.
  5. Aplicabilidad en múltiples áreas del derecho: Desde el derecho de familia hasta conflictos empresariales, el enfoque sistémico tiene un impacto transversal.

Conclusión: El futuro del Derecho es sistémico y colaborativo

Como abogados y mediadores, solemos enfocarnos en los aspectos técnicos de los conflictos, pero, ¿qué pasaría si también aprendiéramos a ver lo que no se dice, lo que se esconde entre líneas? ¿Si ayudáramos a nuestros clientes a reconocer las dinámicas profundas que los atan al conflicto?

La invitación está abierta: ¿estás dispuesto a mirar los conflictos con nuevos ojos?

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El Enfoque Sistémico en la administración de fincas como vehículo de mejora de gestión de las comunidades de propietarios 5 Dec 2024, 4:28 pm

En las comunidades de propietarios, la convivencia y el bienestar de los propietarios que las integran dependen en buena medida de una gestión eficiente, equilibrada y transparente. Para los administradores de fincas, ello supone un gran reto, pues siempre han de lidiar directa o indirectamente con los conflictos que se generan en el seno de sus administradas. Ahí es donde el enfoque sistémico marca una gran diferencia, ya que permite ver la comunidad como un sistema completo en el que convergen múltiples subsistemas: como poco, los de cada propietario, el de la junta rectora y el de la administración de fincas, sin perjuicio de algunos más que pudieran convergir.

El administrador de fincas tiene un rol clave en la gestión de las comunidades de propietarios, pero su labor no se limita a aspectos económicos y de mantenimiento de los espacios comunes, sino que también influye en la calidad de vida y la armonía entre los vecinos. Aplicar la visión sistémica en esta profesión permite al administrador abordar los desafíos desde una perspectiva integral, considerando tanto los aspectos visibles como las dinámicas internas de la comunidad.

Para un administrador de fincas, aplicar la visión sistémica significa ir más allá de las tareas de gestión y actuar como un facilitador de la convivencia y el bienestar. Al abordar la comunidad como un sistema, el administrador puede crear un entorno en el que la organización y las relaciones se fortalezcan, logrando una administración eficiente y una comunidad más armoniosa y colaborativa.

A continuación, destacamos algunos puntos clave de esta visión sistémica y cómo ello puede transformar la gestión y administración de una comunidad de propietarios en una experiencia más armoniosa para todos los implicados.

1. La Comunidad de propietarios como un sistema completo

Desde la visión sistémica, cada comunidad de propietarios es un sistema en el que todos sus elementos (propietarios, administrador, personal, junta rectora), a su vez, son partes integrantes de otros sistemas, y todos ellos confluyen y están interrelacionados, de modo que los distintos comportamientos y actitudes de cada uno de los elementos influyen directamente en la salud del bienestar colectivo.

Al entender la comunidad como un sistema, el administrador puede ver cómo los conflictos, las decisiones y las interacciones de los propietarios afectan al conjunto, y puede gestionar las situaciones de manera más efectiva al tomar en cuenta el impacto de cada acción.

La visión sistémica permite comprender que cada propietario tiene necesidades particulares que se entrelazan con los intereses colectivos. Esta interconexión de intereses y necesidades requiere decisiones justas, basadas en la empatía y en el entendimiento de las realidades de cada parte interesada. La mera búsqueda de este equilibrio resuelve los problemas y fortalece el conjunto del sistema.

2. Roles claros, equilibrio de responsabilidades y respeto a las diferencias

En una comunidad de propietarios, cada miembro tiene un rol específico: los propietarios como tales, el presidente, el vicepresidente, los vocales, el secretario, el administrador, etc. El enfoque sistémico promueve que estos roles estén claramente definidos y respetados, evitando conflictos y tensiones innecesarias. Además, garantiza un equilibrio de responsabilidades donde todos comprenden sus deberes y derechos, lo que fomenta una administración transparente y eficaz.

La visión sistémica ayuda al administrador a gestionar estos roles con claridad, promoviendo un respeto mutuo y la comprensión de las responsabilidades individuales. Establecer límites y roles bien definidos minimiza malentendidos y tensiones, favoreciendo una convivencia fluida.

3. Resolución de los conflictos desde la raíz

Las diferencias y conflictos son inevitables en cualquier comunidad de propietarios. En ellas, a menudo, subyacen dinámicas no evidentes que afectan la convivencia, como rivalidades antiguas, alianzas o resentimientos entre algunos miembros.

La visión sistémica permite identificar estas dinámicas y abordarlas de forma sutil, desde su origen, y no sólo en su manifestación visible, y abre la puerta a propuestas de medidas que restauren el equilibrio y ayuden a desactivar tensiones antes de que escalen.

Para el administrador, esto significa escuchar y comprender las causas profundas de las discrepancias entre vecinos, que pueden incluir problemas de comunicación, intereses personales o experiencias pasadas que afectan la convivencia actual. Mediante la mediación y la búsqueda de soluciones conjuntas, el administrador puede resolver los problemas de una manera duradera y satisfactoria para todos.

4. Comunicación abierta y transparente

La comunicación es esencial en cualquier sistema, y en la administración de fincas es una herramienta para la confianza y la armonía. El enfoque sistémico promueve la creación de canales de comunicación abiertos, efectivos y transparentes, donde los propietarios se sientan escuchados y puedan expresar sus inquietudes y recibir información clara y actualizada sobre la gestión de la comunidad. Una buena comunicación no solo previene malentendidos, sino que también fortalece la confianza entre los propietarios y el administrador.

5. Establecimiento de normas que fomenten la convivencia

Con el enfoque sistémico, las normas reglamentarias y los acuerdos adoptados en las juntas de propietarios deben surgir de la comprensión de las necesidades y deseos de todos los miembros de la comunidad. Esto significa que los reglamentos y normas internas deben ser consensuados y diseñados para favorecer el bienestar común, evitando imponer reglas que generen malestar o resistencias.

6. Visión compartida y proyectos comunes

Una administración de fincas con enfoque sistémico busca que todos los propietarios que integran la finca o el conjunto inmobiliario compartan una visión y un propósito común para su comunidad.

Esto fomenta una mayor participación en proyectos de mejora y el desarrollo de un sentido de pertenencia. Cuando los propietarios sienten que forman parte de algo más grande y que sus opiniones son valoradas, el sentido de pertenencia y la armonía aumentan. Al alinear los objetivos de todos, se fortalece la cohesión del sistema y se crea un ambiente propicio para el desarrollo de proyectos que beneficien al sistema,

Ello implica trabajar en objetivos comunes, como mejorar las instalaciones, crear espacios sostenibles, reforzar la seguridad o fomentar la participación activa de todos, por poner algunos ejemplos.

CONCLUSIÓN:

En definitiva, adoptar el enfoque sistémico en la administración de comunidades de propietarios permite una gestión más eficiente, una convivencia más armónica y crea las condiciones necesarias que contribuyan a fidelizar la relación profesional entre las partes. Cuando todos los propietarios comprenden que forman parte de un sistema interconectado, la comunidad se transforma en un espacio donde las relaciones y la colaboración pueden florecer en beneficio de todos.

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Aplicando el enfoque sistémico en los colegios de abogados: estrategias para una gestión integral y colaborativa 6 Nov 2024, 4:20 pm

Los Colegios de Abogados no sólo son instituciones de regulación profesional, sino también espacios de encuentro, colaboración y crecimiento para el desarrollo de la profesión. En ellos convergen intereses individuales, objetivos colectivos y responsabilidades hacia la sociedad. De ahí la conveniencia de aplicar un enfoque sistémico en estas corporaciones, con el fin de gestionar eficazmente estas complejas interrelaciones, promoviendo un ambiente en el que cada miembro se sienta valorado y contribuya al desarrollo colectivo.

En algunos aspectos, ya sea de manera consciente pero incluso, en ocasiones, inconscientemente, ya se están llevando a cabo acciones tendentes a aplicar principios sistémicos en el desarrollo de la gestión corporativa de los colegios de abogados.  No es de más, no obstante, recordar algunos de los pilares sobre los que asentar la práctica de esa particular visión:

a) Comprender el Colegio de abogados como un sistema interdependiente

Desde un enfoque sistémico, los colegios de abogados se ven como sistemas donde cada miembro — abogados, diputados, decanos, juntas de gobierno, secciones, comisiones, comités y áreas administrativas — forma parte de un conjunto interrelacionado. Cada decisión o acción afecta el sistema en su totalidad. Este entendimiento permite que las estrategias y normativas internas se diseñen teniendo en cuenta el impacto global, fomentando una cultura de colaboración y responsabilidad compartida.

b) Roles y responsabilidades claras

En los colegios de abogados, es común que cada integrante ocupe distintos roles: colegiado, miembro de la junta de gobierno, miembro de comisión, etc. Desde la visión sistémica, es fundamental que estos roles estén claramente definidos y respetados, evitando la superposición de funciones y la confusión. Esto permite a cada miembro actuar con autonomía y responsabilidad, manteniendo el equilibrio entre intereses individuales y el bien común.

c) Fomentar la comunicación y la transparencia a nivel interno

La comunicación efectiva es clave para el funcionamiento de cualquier sistema y los colegios de abogados no son una excepción. Un enfoque sistémico busca establecer canales de comunicación abiertos y transparentes, lo cual implica desde informes claros y actualizaciones frecuentes sobre las actividades del colegio, hasta espacios de participación en los que los miembros puedan expresar sus ideas y preocupaciones. La transparencia no solo fortalece la confianza, sino que también genera un sentimiento de pertenencia y compromiso.

d) Resolución de conflictos desde la raíz

Las diferencias de opiniones y enfoques son inevitables, pero la visión sistémica permite abordarlas de manera integral, atendiendo a las causas subyacentes en lugar de limitarse a soluciones superficiales. La mediación y el diálogo respetuoso son herramientas esenciales en esta gestión, permitiendo que los conflictos se resuelvan de forma que beneficien a todos los involucrados y mantengan la armonía del sistema.

e) La deontología profesional como reflejo de los valores sistémicos de la corporación.

Dentro del enfoque sistémico en los colegios de abogados, la deontología profesional ocupa un lugar central, ya que la ética y los valores son los pilares que sostienen la integridad y credibilidad de toda la profesión. La deontología no es únicamente un conjunto de normas reguladoras de la profesión, sino que también es una guía de conducta que rige las acciones de cada abogado y, en consecuencia, el funcionamiento y reputación del colegio como un todo. Aplicar una visión sistémica en relación a la ética profesional permite comprender que cada miembro contribuye al prestigio colectivo y que cualquier actuación individual repercute en la percepción del sistema completo.

En el enfoque sistémico, la deontología profesional debe estar profundamente integrada en la cultura corporativa. Esto implica recordar que existen esas normas de conducta y también supone crear una cultura ética, donde cada abogado comprenda el impacto de sus decisiones en el bienestar colectivo y en la confianza que la sociedad deposita en la profesión. Esto se logra a través de programas de formación continua, talleres de ética profesional y foros de discusión que permitan analizar dilemas éticos en un entorno seguro.

f) Cultura de la colaboración y del aprendizaje compartido

Los colegios de abogados son centros de aprendizaje y actualización continua. Con un enfoque sistémico, se pueden organizar espacios de colaboración en los que los abogados intercambien conocimientos y experiencias. Esto no solo fomenta el crecimiento profesional, sino que también contribuye a una red de apoyo donde los miembros se enriquecen mutuamente, fortaleciendo el sistema en su conjunto.

g) Visión compartida y valores comunes

Un colegio de abogados no solo regula y organiza; también representa una misión y unos valores hacia la sociedad. La visión sistémica impulsa a los colegios a definir y transmitir claramente una visión compartida, que alinee los objetivos de todos los miembros en torno a una causa común, como la defensa de la justicia, la ética profesional o el acceso a la justicia. Esto fortalece la identidad del colegio y refuerza el compromiso de sus miembros.

h) Equilibrio entre necesidades individuales y colectivas

Cada abogado tiene necesidades y aspiraciones individuales, pero también es parte de un sistema que debe velar por el interés colectivo. Esto implica decisiones equitativas y justas que respeten tanto los derechos individuales como los objetivos comunes del colegio, creando un entorno de equidad y pertenencia.

CONCLUSIÓN: Aplicar el enfoque sistémico en la gestión de los colegios de abogados permite construir una institución eficiente, cohesionada y humana. Al ver cada elemento del colegio como parte de un sistema interdependiente, se logra una administración que potencia el desarrollo de cada miembro y el impacto del colegio en la sociedad. Porque el verdadero éxito de un colegio de abogados no está solo en su gestión interna, sino en la colaboración y el compromiso hacia un propósito común

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El Derecho Sistémico en los procesos colaborativos 30 Oct 2024, 5:07 pm

En el artículo «El Derecho Sistémico en los Procesos Colaborativos,» Enric Soriano Ortín explora la fusión del Derecho Colaborativo y el Derecho Sistémico como herramientas para transformar la práctica legal. Este enfoque innovador busca no solo resolver disputas, sino también comprender las dinámicas ocultas que afectan las relaciones entre las partes.

Soriano destaca la importancia de adoptar un enfoque sistémico, que permite abordar los conflictos desde una perspectiva más amplia, considerando la complejidad de las relaciones humanas. Entre los puntos clave, se analizan los principios que guían esta práctica y la postura que debe adoptar el abogado colaborativo.

Si deseas conocer cómo la integración del Derecho Sistémico y el Derecho Colaborativo puede transformar la resolución de conflictos en la práctica legal, te invitamos a descargar el artículo completo en formato PDF.

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Derecho Sistémico y Justicia Restaurativa: complementariedad en la resolución de conflictos 30 Aug 2024, 7:54 am

Nuevas perspectivas para resolver conflictos de manera consciente y humana

En la abogacía moderna, se está produciendo un cambio hacia enfoques más humanos e integrales para la resolución de conflictos. Dos de los métodos más vanguardistas son el Derecho Sistémico y la Justicia Restaurativa. Estos enfoques no solo se centran en la legalidad, sino que también buscan restaurar las relaciones afectadas y prevenir futuros conflictos.

Si deseas profundizar en cómo el Derecho Sistémico y la Justicia Restaurativa pueden transformar la práctica legal, te invitamos a descargar el artículo completo en formato PDF.

Explorando la sinergia entre Derecho Sistémico y Justicia Restaurativa

En el artículo «Derecho Sistémico y Justicia Restaurativa: complementariedad en la resolución de conflictos», el abogado colaborativo y mediador Enric Soriano nos guía a través de cómo estos dos enfoques pueden complementarse para ofrecer soluciones más efectivas y duraderas en casos de violencia intrafamiliar, delitos económicos, adicciones, y más.

Algunos de los temas tratados en el artículo incluyen:

  • La visión holística y humanista del Derecho Sistémico y la Justicia Restaurativa.
  • Cómo la participación activa de todas las partes en el proceso puede transformar la resolución de conflictos.
  • Ejemplos prácticos de cómo ambos enfoques pueden ser aplicados en situaciones de la vida real, desde conflictos laborales hasta delitos graves.

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La aplicación del Derecho Sistémico en los procesos de divorcio y de extinción de la relación de pareja 27 Aug 2024, 9:44 am

Estamos habituados a que los conflictos legales sean abordados desde una perspectiva estrictamente normativa, encomendando a un tercero (juez o árbitro) ajeno a las partes que resuelva la disputa aplicando al hecho concreto las Leyes, aun a riesgo de que su interpretación de los hechos conlleve una sentencia injusta, desproporcionada o alejada de las pretensiones de ambas partes.  

El Derecho sistémico surge como una alternativa revolucionaria y transformadora en el ámbito de los conflictos legales. Se trata de un enfoque basado en los principios de la terapia sistémica y de las constelaciones sistémicas, y se centra en comprender los vínculos y dinámicas profundas que subyacen a los conflictos legales.

En el contexto de los procesos de divorcio, su aplicación permite soluciones más humanas y armoniosas, que tienen en cuenta no sólo la visión legal del conflicto, sino también las necesidades emocionales y relacionales derivadas de una ruptura matrimonial o de pareja.

El enfoque sistémico del conflicto legal

El Derecho Sistémico parte de la premisa de que las relaciones humanas, especialmente dentro de una familia, funcionan como un sistema interconectado. A diferencia del enfoque tradicional que aborda los conflictos de manera lineal (causa – efecto), el enfoque sistémico considera las interacciones entre los diferentes miembros del sistema familiar y cómo las influencias recíprocas pueden perpetuar o resolver un conflicto.

Inspirado fundamentalmente en las constelaciones familiares de Bert Hellinger, este enfoque tiene como objetivo identificar los desórdenes sistémicos que pueden estar en la raíz de un conflicto legal. Estos desórdenes pueden manifestarse como lealtades invisibles, roles mal asignados o cargas emocionales heredadas que afectan las decisiones y comportamientos de las personas involucradas.

En los procesos de divorcio, reconocer estas dinámicas ocultas puede ser clave para alcanzar una solución más equilibrada y menos traumática.

El Divorcio desde una Perspectiva Sistémica

El divorcio no es sólo la extinción legal de un vínculo matrimonial, sino también la disolución de un sistema familiar tal como ha sido conocido. En este contexto, el Derecho Sistémico invita a explorar las dinámicas subyacentes que pueden estar obstaculizando una resolución pacífica.

En lugar de centrarse únicamente en los aspectos legales (reparto de bienes, custodia de los hijos, pensiones, etc.), este enfoque considera cómo las emociones no resueltas, las expectativas incumplidas y los patrones familiares heredados influyen en el conflicto.

Un proceso de divorcio tradicional puede exacerbar los conflictos, al centrarse en la lucha por los derechos y las obligaciones que atañen a cada parte en conflicto. Por el contrario, un enfoque sistémico busca integrar las emociones y necesidades de todas las partes para llegar a una resolución más constructiva. Por ejemplo, en lugar de tratar un desacuerdo sobre la custodia como una simple disputa legal, el enfoque sistémico investigaría si existen lealtades inconscientes hacia alguno de los padres o dinámicas de compensación emocional que podrían estar en juego.

Beneficios del Derecho Sistémico en los Procesos de Divorcio

  1. Resolución integral y duradera: al identificar las raíces emocionales y sistémicas del conflicto, se evita que los problemas resurjan, creando una solución más estable y sostenible en el tiempo.
  2. Reducción de la contienda judicial: los litigios prolongados desgastan a las partes involucradas y perpetúan el conflicto. Un abordaje sistémico puede facilitar acuerdos tempranos y menos conflictivos, reduciendo el tiempo y los costes legales.
  3. Protección del bienestar infantil: en muchos procesos de divorcio, los hijos son los más afectados por el conflicto, convirtiéndose incluso, en no pocas ocasiones, en una moneda de cambio para negociar intereses individuales. Al abordar los desórdenes sistémicos, se promueven acuerdos que buscan proteger la estabilidad emocional de los hijos, evitando que estos se conviertan en un campo de batalla o en intermediarios emocionales.
  4. Empatía y comunicación abierta: el enfoque sistémico fomenta el entendimiento mutuo y el reconocimiento de las heridas emocionales de cada parte. Esto promueve la empatía y la disposición para encontrar soluciones colaborativas, en lugar de insistir en posiciones rígidas y defensivas.
  5. Transformación personal y familiar: más allá de la resolución legal del conflicto, el proceso sistémico puede ofrecer una oportunidad para que los involucrados reflexionen sobre sus propios patrones de comportamiento, permitiendo una transformación personal y familiar más profunda.

Aplicación práctica del Derecho Sistémico en el proceso de divorcio

En la práctica, el derecho sistémico puede integrarse en los procesos de divorcio a través de diferentes herramientas y técnicas:

  1. La Mediación Sistémica: un mediador con formación en derecho sistémico, o con un soporte profesional en dicha herramienta, facilita el diálogo entre las partes, ayudándoles a identificar dinámicas ocultas que están interfiriendo en el proceso de resolución. Este tipo de mediación va más allá de la negociación de términos legales y aborda las emociones, expectativas y heridas subyacentes.
  2. Sesiones de Constelaciones Familiares Sistémicas: en algunos casos, se pueden realizar sesiones de constelaciones familiares, donde se exploran los roles y lealtades inconscientes dentro del sistema familiar. Estas sesiones tienen un enorme potencial que permite visualizar y reordenar las dinámicas ocultas, liberando a los miembros de cargas emocionales inconscientes que puedan estar afectando su capacidad de tomar decisiones en el proceso de divorcio.
  3. Asesoramiento jurídico con enfoque sistémico: un abogado con formación en derecho sistémico, o con un soporte profesional en la materia, puede utilizar preguntas y reflexiones que inviten a su cliente a mirar más allá del conflicto inmediato, explorando posibles desórdenes familiares que están incidiendo en el caso. Esta perspectiva puede conducir a soluciones más satisfactorias y menos destructivas para todas las partes.

Conclusión

El Derecho Sistémico no reemplaza las herramientas tradicionales del Derecho para resolver un conflicto legal, sino que las complementa, ofreciendo una visión más holística y humanista. En el contexto de los divorcios, donde las emociones y las relaciones juegan un rol crucial, este enfoque permite alcanzar acuerdos más equilibrados y sostenibles. Al considerar las dinámicas profundas y sistémicas del conflicto, se promueve una separación menos traumática y se facilita un cierre emocional y relacional que puede beneficiar a todos los involucrados.

En definitiva, el Derecho Sistémico nos recuerda que todo conflicto legal es un conflicto emocional, que detrás de cada proceso legal hay personas, emociones e historias entrelazadas. Al incorporar esta comprensión en los procesos de divorcio, se abren nuevas posibilidades para una justicia más empática, comprensiva y transformadora.

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El imparable cambio de paradigma en la justicia desde una visión sistémica 15 Mar 2024, 10:51 am

El cambio y las resistencias

Es necesario comprender que, tarde o temprano, en cualquier ámbito de relaciones humanas, los cambios acontecen, suceden, se producen, y ello a pesar de cualquier resistencia que, de hecho, limita el desarrollo y evolución de todo sistema social.

Es evidente que nada permanece, que todo se halla en constante cambio, y ello implica la necesidad de tomar conciencia de que hay que salir de las ideas de control de la situación, de que todo es lineal y de que todo cambio puede ser domado por las creencias e ideales que han sostenido un determinado status quo.

Afirmaciones como “Esto siempre se ha hecho así”, “Las cosas son /se hacen así”, “Es la costumbre hacerlo así” y cualquier otra similar, son resistencias salvables desde una mirada sistémica del cambio, desde una visión comprensiva y de aceptación, incluso de agradecimiento, pero que a su vez debe ir acompañada de un movimiento disruptivo, de una acción, para lograr una evolución.

Estas resistencias son actitudes de lealtad inconsciente a los sistemas a los que pertenecemos: para seguir perteneciendo a ellos nos resistimos a acoger los cambios que suponen una alteración de las creencias y valores en cuyo marco sobreviven. Adoptamos actitudes y modos de interactuar fieles al sistema, con el fin de lograr su aprobación, lo cual garantiza seguir perteneciendo a ellos: repetición de conductas o patrones, costumbres, hábitos, propensión a enfermedades, rupturas de parejas, fracasos empresariales, dificultades en el trabajo; en definitiva, en cualquier aspecto de nuestras vidas.

Una mirada sistémica del sistema judicial

Para impartir justicia, la sociedad se ha dotado de sistemas específicos. En el ámbito jurídico, nos encontramos con todo un conjunto de personas y organismos que configuran un determinado sistema, el sistema judicial, dotado de creencias, valores, normas y estructuras organizativas en virtud de todo lo cual opera y se desarrolla. Así, Jueces, Magistrados, Abogados, Procuradores y, en definitiva, juristas de toda índole, así como profesionales afines (funcionarios, forenses, personal de instituciones penitenciarias…) e incluso sus órganos de gestión y gobierno (Colegios de Abogados, Consejo General del Poder Judicial, Tribunales…) configuran ese sistema social y para seguir perteneciendo hay que ser leales al mismo.

La visión sistémica aplicada al ámbito jurídico implica el reconocimiento de ese sistema tal y como ha evolucionado y desarrollado en cada momento, así como de su papel en la aplicación de la justicia. Pero, del mismo modo, también supone un acto de reciprocidad por parte de sus integrantes, es decir, significa también una apertura al cambio, una disposición a explorar nuevos caminos para equilibrar justamente un conflicto legal.

Y ello se corresponde con la adaptación al cambio al que inicialmente me he referido. Estamos inmersos ya en un cambio de paradigma en la resolución de los conflictos, todo y las resistencias, todo y el “establishment”. Para una evolución del sistema de implantación de justicia y, en definitiva, de resolución de conflictos, es imprescindible que los operadores jurídicos tomen conciencia de la necesidad de cambio en la mirada del conflicto, contribuyendo de este modo a cumplir con su deber de conducir a las partes en conflicto a la paz y a la reconciliación, de manera armónica y amorosa.

El camino del cambio de paradigma

La posibilidad de cambio está dentro del propio sistema, depende de la postura de sus integrantes y de las dinámicas que adopten en la gestión de los conflictos. Esta postura consiste en dejar de dar fuerza a las resistencias, simplemente reconociéndolas, asumiendo su existencia, confiriéndoles el valor y respeto que merecen y aprobándolas por sostener una necesidad que el entorno social ha requerido en cada momento vital. 

Esta aceptación es lo que da la fuerza y el impulso para dar el primer paso hacia un posible cambio. A partir de ahí, cabe reflexionar acerca de diferentes cuestiones:

  • ¿Por qué mantenerse en una misma dinámica conductual cuando lo que la vida nos muestra nos impulsa a otro modelo de actuación? Dicho de otro modo: ¿por qué seguir acudiendo al modelo tradicional de impartir justicia cuando este nos muestra su incapacidad de solucionar la verdadera raíz subyacente del conflicto? ¿Realmente una resolución judicial soluciona un conflicto?
  • ¿A quién o a qué estamos siendo leales manteniéndonos en una misma dinámica de actuación y nos impide avanzar como sistema y como sociedad?
  • ¿Acaso somos capaces de tomar conciencia y percibir que algo nos impulsa a hacer las cosas de diferente manera como modo de estar en paz con nosotros mismos y como una aportación a una sociedad mejor?

Reflexionar acerca de estas preguntas y responderlas nos pone en el camino del cambio, pues algo se mueve en nuestro interior que hace surgir un pensamiento, una emoción, una necesidad de actuar y de ponernos en marcha hacia otros senderos más livianos. Posiblemente, haya reminiscencias de sufrimiento y dolor, o incluso afloren miedos y temores, pues todo cambio importante implica dejar atrás mucho esfuerzo, tiempo y sacrifico y, sobre todo, ser desleal al sistema. Pero es necesario confiar en lo que la vida nos pide a gritos.

Se trata, en definitiva, de asumir la responsabilidad de lo que Bert Hellinger conceptuó como la mala conciencia, es decir, ser consciente de que somos “culpables” de ser diferentes y hacer las cosas de modo distinto a como se venían haciendo.

Dar el paso sin dejar de pertenecer

Los abogados y jueces, principalmente, somos los llamados a dar ese paso necesario para dejar atrás la manera tradicional de resolver conflictos y a quienes lo hicieron así, honrándoles y dejando sus vidas con ellos y tomando las riendas de las nuestras propias.

En cualquier caso, siempre perteneceremos al sistema, siempre seremos uno de sus integrantes, aunque hagamos las cosas diferentes; no mejor, sino en sintonía y armonía con lo que el cambio comporta, con el cambio permanente de todo lo que es. 

Enric Soriano i Ortín

Abogado sistémico

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¿Qué es el Derecho Sistémico? 26 Oct 2023, 6:19 am

El Derecho Sistémico no es una rama o especialidad del Derecho. El término fue creado y acuñado por el juez brasileño Sami Storch, pionero en la aplicación de la fenomenología sistémica de las constelaciones familiares al ámbito jurídico.

Enfoque y Gestión del Conflicto

El Derecho Sistémico es la gestión del conflicto jurídico desde un enfoque sistémico, es decir, mediante la identificación, abordaje y tratamiento de las causas que subyacen en el mismo. El conflicto es el síntoma de algo más profundo integrado en el sistema de relaciones personales y sociales de las partes afectadas.

Partiendo de la base de que todo conflicto legal es un conflicto emocional, o que tiene su origen en él, a través del Derecho Sistémico se desentrañan sus raíces y las dinámicas ocultas inconscientes de los implicados, para tratarlo desde otra mirada más consciente, lo cual permite que fluyan las diversas posibles soluciones para su resolución de una manera pacífica, constructiva y eficaz.

Principios y Herramientas del Derecho Sistémico

En Derecho Sistémico, la gestión del conflicto jurídico se lleva a cabo desde una perspectiva más amplia, desde el análisis de los órdenes o principios básicos de la vida que rigen los sistemas de relaciones humanas a lo largo del tiempo. Este análisis se lleva a cabo mediante herramientas sistémicas, especialmente a través del método de las constelaciones familiares y sistémicas creado por el filósofo y terapeuta alemán Bert Hellinger.

Dichos principios son los denominados Órdenes del Amor: pertenencia, jerarquía y equilibrio entre el dar y el recibir. Muy resumidamente, el significado de estos órdenes es el siguiente:

  • Pertenencia (o vínculo): todos los miembros de un sistema tienen derecho a pertenecer y ser parte del mismo, tanto los que están como los que se han ido. Si se les excluye o no se les reconoce, se causa un desequilibrio en el sistema que alguien se verá más adelante en la necesidad de representarlo o con su propia vida
  • Orden: quien llegó primero tiene prioridad sobre los que llegaron después. Quienes están o han estado antes en un sistema deben ser vistos y reconocidos por los miembros posteriores. Si éstos intentan ocupar el lugar de un miembro que llegó antes o éste no es capaz de mantener su lugar de prioridad, se causa un desequilibrio
  • Equilibrio entre el dar y recibir: debe existir siempre un equilibrio o compensación entre el dar y tomar, si bien ello sólo puede darse en las relaciones entre iguales, pues los mayores y los que llegaron antes dan, mientras que los pequeños y los que llegaron después toman. Nos dejamos cuidar por los que nos recibieron y cuidamos y atendemos a los nuevos del sistema.

Implicaciones y Resolución de Conflictos

Así pues, un conflicto implica que existe un desequilibrio en cualquiera de estos tres órdenes o en más de uno y, en consecuencia, se rompe el orden del sistema. No tener en cuenta esta circunstancia puede dificultar en gran medida su resolución.

Aplicando las herramientas sistémicas al conflicto, se identifica y se averigua qué circunstancia existe en el núcleo del sistema relacional de las partes implicadas (familiar, laboral, empresarial o social) que genera ese conflicto y, en definitiva, dificulta que la vida fluya en armonía. Desde ahí se efectúa un trabajo de reparación del desorden que permitirá gestionar el asunto desde otra perspectiva, orientada a la reconciliación y a la solución pacífica y consensuada del hecho que confronta a las partes implicadas.

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¿Sabías que los pisos turísticos pueden ver incrementada su participación en los gastos de tu comunidad de propietarios? 29 Jun 2023, 7:42 am

Es una realidad que, en la mayoría de los casos, la actividad que generan los pisos turísticos supone para la comunidad de propietarios un uso desproporcionado de los elementos comunes en relación con el uso habitual que efectúan los propietarios o inquilinos del resto de las viviendas.

En Catalunya, el artículo 553-45.4 del Codi Civil de Catalunya permite a la junta de propietarios, con una mayoría cualificada, acordar el incremento de hasta un 50% en la participación en los gastos comunitarios a aquellos elementos privativos concretos que generen un uso o disfrute especialmente intensivo de elementos o servicios comunes como consecuencia del ejercicio de actividades empresariales o profesionales en el piso o local.

A tal fin, es aconsejable una revisión del título constitutivo o estatutos comunitarios para estudiar la viabilidad de alcanzar un acuerdo en tal sentido.

Nuestras Auditorías de Legalidad para Comunidades de propietarios abordan, entre otros muchos aspectos, esta cuestión.

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